La CONDUCTA casi automática de la mayoría de los pacientes es ante la fiebre, bajarla. Ocupándose de un síntoma que está reflejando una totalidad en desequilibrio que se expresa por el aumento de la temperatura.
Generalmente los pacientes se automedican con drogas como por ejemplo: antifebriles cuyos efectos adversos en general los desconocen, siendo los más comunes hemorragias gastrointestinales, úlceras, o bien accidentes alérgicos graves.
Pruebas concluyentes han demostrado que el aumento de la temperatura es uno de los principales mecanismos de defensa que tiene el organismo contra la infección bacteriana y sobre todo viral.
Se sabe positivamente que con la fiebre alta se hallan todos los elementos de inmunidad en su mayor acción y eficacia. La producción de linfocitos T, glóbulos blancos especializados en la lucha antiinfecciosa se multiplican hasta veinte veces, los glóbulos blancos segregan una sustancia llamada pirógeno endógeno, sustancia encargada de disminuir el hierro de los líquidos corporales; dicha sustancia es vital para la multiplicación y división bacteria. Por lo tanto bajar la temperatura impide que los propios mecanismos de defensa combatan la enfermedad.
Ésto fue demostrado por Luis Pasteur, que afirmaba que las gallinas que poseen una temperatura basal mayor de la del ser humano, no contraían el cólera. Tuvo la ingeniosa idea de descenderla por enfriamiento, logrando que éstas contrajeran la enfermedad; objetivando cabalmente la importancia de la temperatura corporal en la lucha contra las enfermedades infecciosas.
La administración de antitérmicos es otra forma peligrosa de automedicación, ya que la aspirina dada a un niño en el comienzo de una fiebre normal puede ocultar un proceso reumático que reprimido en su expresión inicial produce lesiones cardíacas ulteriores.
Esa puede ser la causa del descubrimiento de soplos que se descubren en un examen de rutina, que raramente se relaciona con aquel comprimido administrado por la madre a raíz de un “dolorcito” de rodilla o talón.
La fiebre indica la existencia de defensas. Se ven muchos ejemplos de enfermedades muy graves en que la temperatura no sobrepasa los 37ºC. El número no mide la real gravedad de la enfermedad. Hay niños que con 40ºC se encuentran jugando, y hay quienes con 38ºC se encuentran decaídos. Si una persona tiene fiebre, se le da un antitérmico. El paciente se siente mejor, en vez de hacer reposo sigue su ritmo, si es un niño juega, corre, transpira copiosamente, pudiendo dar lugar a enfriamientos graves.
Esas horas en que comenzó el proceso pueden ser vitales para comenzar un tratamiento causal del proceso.
Por qué le interesa al homeópata respetar la fiebre?. Porque consideramos primero que la misma es una respuesta curativa del organismo a distintas agresiones. A su vez, la forma de curar la fiebre es individualizando el cuadro con sus síntomas mentales, generales y locales dentro del contexto de la totalidad, teniendo en cuenta la persona enferma y no el síntoma.
Si tenemos dos niños con fiebre, los dos tienen amigdalitis pultácea por ejemplo;uno de ellos se encuentra postrado, pálido, con frío y somnoliento.El otro con calor, exitado,con sed y locuaz.Cada uno de los niños necesitará para curarse de la misma enfermedad de un medicamento distinto,que no solo bajará la fiebre y desaparecerán las placas de pus,sino que con el medicamento correctamente elegido el paciente experimentará una mejoría mental y general a parte del síntoma local,en este caso las
placas.
Uno de los temores más arraigados es que la fiebre produce convulsiones.La convulsión puramente fibril es muy poco frecuente .Si se repite más de un episodio en un mismo paciente habrá que tratar en ese paciente ese terreno que predispone a hacer convulsiones con la medicación homeopática correspondiente.No es infrecuente de obserbar la aparición de convulsiones luego del descenso brusco de la temperatura.
El departamento de salud pública de EEUU recomienda no administrar aspirina a niños que padecen de varicela ,sarampión y cualquier enfermedad virósica pues se han obserbado muchas complicaciones,como el síndrome de Reye: enfermedad aguda grave mortal con un 20% de daño cerebral y daños degenerativos en órganos internos por el uso de la misma .
El concepto sería ante un cuadro febril , no automedicarse pues se pueden enmascarar cuadros produciéndose en la mayoría de los casos daños irreversibles.
Por otro lado ocuparse de un síntoma , en este caso la fiebre, sin tener en cuenta una totalidad nos lleva solamente a curas parciales , a suprimir síntomas,pero no verdaderamente a curar al enfermo psicofisicamente.
VIVIAN SUTTIN